Uno de los periodos de vacaciones que recuerdo con más cariño fue el que pasamos hace un par de años en Malta. La isla es uno de esos lugares en los que el tiempo parece que se ha parado, y te transporta al pasado con sólo pasear por su calles. La Valetta, Mdina, La isla de Gozo... conservan la esencia de lo que fueron muchos siglos atrás: uno de los enclaves más importantes del Mediterráneo y que, como tal, mezcla a la perfección influencias de todos los pueblos y culturas que lo rodean.
Hace un par de años, Malta no era un destino muy común entre los españoles. De hecho, la mayoría no sabría ni situarla en el mapa. Pero Ricard tiene allí tíos y primos, y no dejamos pasar la oportunidad de tener unas semanitas de vacaciones tranquilas, en una casita junto al mar y GRATIS (pa qué nos vamos a engañar). La cuestión es que Malta y los malteses te atrapan, con ese caracter y cultura a medio camino entre oriente, África y occidente. Uno de los mejores recuerdos que guardo de esas semanas son los vividos junto a Imelda y Enricco. Imelda es prima de Ricard, y se le nota que es maltesa más de lo que se le nota a Chiquito de la Calzada que es andaluz. Tiene unos profundos ojos negros con rasgos árabes como sólo los he visto en la isla. Enricco es su marido. Siciliano (a este también se le nota su origen, sobre todo por ese color entre rosa y rojo de su cara, muy típico también en Sicilia). Ambos viven a caballo entre Bugibba (Malta) y Pozzallo (Sicilia), y fue una gozada que nos explicaran cosas de esta cultura italiano-maltesa, tan similar y a veces tan sumamente diferente. Hablando de gastronomía, Imelda nos explicaba que, en Sicilia, la pizza se hacía de una manera muy peculiar, diferente al resto de Italia, no sólo en la forma de prepararla sino en los ingredientes, muy típicos en Sicilia. Además de prepararnos unas cuantas para cenar, tuvo la amabilidad de explicarme paso por paso cómo se hacía para que la pudiese preparar aquí. De vez en cuando, Ricard y yo hacemos, y no podemos evitar recordar Malta, Sicilia, a Imelda y Enricco, y los días tan inolvidables que nos hicieron pasar en su isla que, después de aquel verano, también es un poquito nuestra.
PIZZA SICILIANA

Ingredientes:
375 g. de harina
5 g. de levadura de panadería en polvo (algo menos de un sobrecito)
Agua tibia
Sal
200 g. de queso Ricotta
Un par de butifarras (unos 250 g. aprox.)
2 cebollas
Mozzarella rallada
Tomate triturado (o salsa de tomate)
Orégano

Preparación:
En un bol, se mezcla la harina y la levadura, que queden bien integradas, y hacemos un agujero en medio, tipo volcán (tipo Etna, que decía Imelda, en referencia al pedazo de volcán que tienen tan cerquita de Pozzallo). En un vaso de agua tibia disolvemos un par de cucharadas de sal y vamos añadiendo este agua salada a la harina y amasamos hasta conseguir una masa más bien dura. Hacemos tres cortes más o menos profundos y dejamos reposar unos 20-30 minutos dentro del horno (apagado, of course) hasta que aumente su volumen.
Mientras, picamos las cebollas y las pochamos unos minutos. Reservamos.
Pasados estos 20-30 minutos, se vuelve a trabajar la masa y, con la ayuda de un rodillo, la estiramos en forma rectangular. Se vierte sobre ella las cebollas pochadas, dejando la parte central libre. Abrimos las butifarras, extraemos la carne, la desmenuzamos y la colocamos sobre la cebolla. Hacemos lo mismo con el Ricotta.
Partimos por la mitad que hemos dejado libre. En cada mitad, se añade un poco de tomate triturado (yo no tenía, y puse una salsa de tomate casera, que queda también espectacular), y se espolvorea con mozzarella rallada. En este momento, con todos los ingredientes ya colocados, se doblan hacia dentro los cuatro laterales. Tal que así:
Momento crucial. Ahora hay que doblar por la mitad, a lo largo. Os debe quedar algo como esto:
En cada pieza de estas, marcamos con la mano las tres pizzas sicilianas que saldrán de cada una. El objetivo es sellar bien para que no se salga ningún ingrediente.

Con el reverso de un cuchillo (para acabar de sellar), se cortan las pizzas sicilianas. Una vez cortadas, aconsejo acabar de sellar con el dedo o con un tenedor o con lo que selléis mejor (no nos vamos a poner tiquismiquis). Una vez bien selladas, se espolvorea más mozzarella rallada y orégano. Se colocan en una bandeja o rejilla de horno cubierta con harina, o silpat, o papel de horno.
Se meten en el horno precalentado a unos 220º (esto es importante, la pizza necesita temperaturas muy altas). Yo le puse sólo calor por abajo, para que el queso no se me tostara antes de que la pizza estuviese hecha. Necesitó unos 20 minutos de horno, pero esto es variable en función de cada cual. El mío tiene la desesperante costumbre de ir a su bola. De todas formas, sabréis que está hecha cuando el queso de encima coja un apetecible tono tostadito.

Sin entrar a valorar la calidad de las fotos (Gracias, Nokia, por alegrarme el día), os diré que la pinta, el aroma y el sabor eran espectaculares. Probadlo, y ya me contaréis.
Y no quisiera acabar el post sin antes dedicarlo a Marta y a Mikel, de lo mejorcito de la blogosfera, por su simpatía, su cariño, su arte ante los fogones, y por tener más paciencia que un santo esperando esta receta. Podría haberla puesto antes, pero quería esperar a hacerla yo, para poder tomar fotos y hacerla un poco más comprensible. ( Ya he saldado mi deuda :-) )
PIZZA SICILIANA

Ingredientes:
375 g. de harina
5 g. de levadura de panadería en polvo (algo menos de un sobrecito)
Agua tibia
Sal
200 g. de queso Ricotta
Un par de butifarras (unos 250 g. aprox.)
2 cebollas
Mozzarella rallada
Tomate triturado (o salsa de tomate)
Orégano

Preparación:
En un bol, se mezcla la harina y la levadura, que queden bien integradas, y hacemos un agujero en medio, tipo volcán (tipo Etna, que decía Imelda, en referencia al pedazo de volcán que tienen tan cerquita de Pozzallo). En un vaso de agua tibia disolvemos un par de cucharadas de sal y vamos añadiendo este agua salada a la harina y amasamos hasta conseguir una masa más bien dura. Hacemos tres cortes más o menos profundos y dejamos reposar unos 20-30 minutos dentro del horno (apagado, of course) hasta que aumente su volumen.

Pasados estos 20-30 minutos, se vuelve a trabajar la masa y, con la ayuda de un rodillo, la estiramos en forma rectangular. Se vierte sobre ella las cebollas pochadas, dejando la parte central libre. Abrimos las butifarras, extraemos la carne, la desmenuzamos y la colocamos sobre la cebolla. Hacemos lo mismo con el Ricotta.








Y no quisiera acabar el post sin antes dedicarlo a Marta y a Mikel, de lo mejorcito de la blogosfera, por su simpatía, su cariño, su arte ante los fogones, y por tener más paciencia que un santo esperando esta receta. Podría haberla puesto antes, pero quería esperar a hacerla yo, para poder tomar fotos y hacerla un poco más comprensible. ( Ya he saldado mi deuda :-) )
Salud!
Now playing...: MALANOVA - 'Nfaccia fora
"Haz lo que puedas. Con lo que tengas. Estés donde estés" - Theodore Roosevelt (1858-1919). Presidente de los EEUU entre 1901 y 1909.